Es todo y nada, lo mejor y lo peor, el paraíso y el infierno...pero cuando lo sientes no importan los malos momentos que te hace pasar perdura lo bueno siempre...
Para mi sí existe y es lo mejor que me ha pasado en la vida, me ha causado dolor pero también el más exquisito placer que jamás había sentido.
Sin duda volvería a pasar por el dolor sólo para volver a sentir la dicha y el placer que me dá.
Soy feliz y plena gracias a el amor en mi vida...y gracias al amor de mi vida. El amor verdadero es correspondido y pocos tenemos la dicha de vivirlo.
Felicidades a todos los que como yo aman y los aman.
Y les dejo este poema para que los inspire a luchar por lo que se quiere y terminermos nuestras vidas con esta actitud.
EN PAZ
Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales coseché siempre rosas.
... Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!
Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
...........
Para mi sí existe y es lo mejor que me ha pasado en la vida, me ha causado dolor pero también el más exquisito placer que jamás había sentido.
Sin duda volvería a pasar por el dolor sólo para volver a sentir la dicha y el placer que me dá.
Soy feliz y plena gracias a el amor en mi vida...y gracias al amor de mi vida. El amor verdadero es correspondido y pocos tenemos la dicha de vivirlo.
Felicidades a todos los que como yo aman y los aman.
Y les dejo este poema para que los inspire a luchar por lo que se quiere y terminermos nuestras vidas con esta actitud.
EN PAZ
Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales coseché siempre rosas.
... Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!
Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
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